"Yo solito"

Cada vez que un niño nos dice “¡Yo solito!” nos está haciendo un llamado de atención a los adultos cercanos pidiéndonos, en todo lo que su lenguaje le permite, lo dejemos crecer y desarrollarse sanamente.

A medida que los niños crecen es necesario poder ayudarlos a desarrollar herramientas que les permitan interactuar con progresiva menor dependencia de los adultos. Cuando hablamos de criar niños autónomos no estamos buscando que sean desapegados, desinteresados y mucho menos abandonados. Estamos hablando de niños que sepan de lo que son capaces y padres o adultos que los dejemos crecer.  Es importante que los adultos permanezcamos cerca y acompañemos pero esto no significa que les hagamos todo o estemos encima porque corremos el riesgo de “asfixiarlos”.

La autonomía se construye día a día con un mensaje de los adultos de confianza y entrega de oportunidades para desarrollarla y la vida diaria nos entrega muchísimas posibilidades de hacerlo:

Desde los dos años los niños pueden encargarse de algunas tareas en la casa que los harán sentirse más seguros, acá algunos ejemplos fáciles de practicar:

  • Sacar sus cosas de la mochila y ordenarlas según corresponda.
  • Guardar su colación en la mochila para el día siguiente
  • Pedir lo que necesite comprar (o intentar hacerlo) , mientras el adulto lo acompaña.
  • Intentar vestirse y desvestirse (en las noches y fines de semana)
  • Ir al baño, comer, sonarse, etc.
  • Lavarse los dientes (con repaso de un adulto).
  • “escribir” lista del supermercado,
  • cortar con cuchillo plástico la lechuga o los plátanos,
  • poner perros de ropa,
  • picar lechuga con la mano
  • abrir y cerrar potes
  • poner la mesa (contar personas y objetos),
  • emparejar calcetines,
  • ordenar juguetes según corresponda (autos en un lado y muñecas en otro por ejemplo.
  • Recoger los juguetes y guardarlos en un cesto o caja preparado para ello.
  • Poner la ropa sucia en el lugar adecuado para que después se lave.
  • Ayudar a limpiar los derrames.
  • Llevar la basura al cubo correspondiente.
  • Regar las plantas (con supervisión).

Esos son sólo algunas, cada familia puede ir definiendo tareas, lo importante es el mensaje y las posibilidades que les demos, que harán a nuestros niños no sólo sean jóvenes y adultos colaboradores sino más seguros de sus capacidades y, por lo tanto, con una mayor autoestima.

 

 Marcela Valdivia Carretero
Educadora Párvulos PUC
Magister en Educación
Investigadora área Familia y Relaciones Humanas
Ex profesora Facultad educación PUC
Directora Jardín Infantil Andalué


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