Cada vez que un niño nos dice “¡Yo solito!” nos está haciendo un llamado de atención a los adultos cercanos pidiéndonos, en todo lo que su lenguaje le permite, lo dejemos crecer y desarrollarse sanamente.
A medida que los niños crecen es necesario poder ayudarlos a desarrollar herramientas que les permitan interactuar con progresiva menor dependencia de los adultos. Cuando hablamos de criar niños autónomos no estamos buscando que sean desapegados, desinteresados y mucho menos abandonados. Estamos hablando de niños que sepan de lo que son capaces y padres o adultos que los dejemos crecer. Es importante que los adultos permanezcamos cerca y acompañemos pero esto no significa que les hagamos todo o estemos encima porque corremos el riesgo de “asfixiarlos”.
La autonomía se construye día a día con un mensaje de los adultos de confianza y entrega de oportunidades para desarrollarla y la vida diaria nos entrega muchísimas posibilidades de hacerlo:
Desde los dos años los niños pueden encargarse de algunas tareas en la casa que los harán sentirse más seguros, acá algunos ejemplos fáciles de practicar:
Esos son sólo algunas, cada familia puede ir definiendo tareas, lo importante es el mensaje y las posibilidades que les demos, que harán a nuestros niños no sólo sean jóvenes y adultos colaboradores sino más seguros de sus capacidades y, por lo tanto, con una mayor autoestima.
Marcela Valdivia Carretero
Educadora Párvulos PUC
Magister en Educación
Investigadora área Familia y Relaciones Humanas
Ex profesora Facultad educación PUC
Directora Jardín Infantil Andalué
Los comentarios se aprobarán antes de mostrarse.