No nos cabe duda que cada uno de los padres da lo mejor de sí para criar a sus hijos, pero muchas veces no nos damos cuenta cómo nos estamos auto-boicoteando con pequeñas acciones diarias.
Te dejemos este test rápido para que lo contestes respondiendo: Siempre, a veces o nunca.
- ¿Sientes que tienes que gritar para que tu hijo/a haga lo que le pides?
- ¿Te has pillado amenazando con algo así como: “si no te apuras te vas a quedar solo”?, “ si no comes ahora no comerás nada hasta mañana (cuando no es verdad)”
- ¿Le dices que no a lo que quiere, pero cedes si llora o haces que los demás cedan: “pásale el juguete para que no llore más…(al hermano mayor)”?
- ¿Intentas salir de un lugar y estás mucho rato pidiéndole hacerlo: “nos vamos, ok 5 minutos más, una vuelta más, última vez que te digo...(pasa un rato), ahora si que nos vamos…”?
- ¿Anticipas la pataleta y haces las modificaciones para evitarla: no vas al supermercado con él (ella) para evitar que te pida algo, accedes a sentarlo en la cabecera porque ahí quiere…?
- ¿Negocias premios por vestirse, ordenar los juguetes, saludar, ir al jardín o cualquier otra cosa “normal”?
- ¿Te encuentras teniendo que comprar premios cada vez que sales?
- ¿Lo sigues por toda la casa cuchara en mano o frente al televisor para que logre “alimentarse”?
Mayoría de NUNCA: ¡Felicitaciones! eres de esa clase de padre o madre de una sola línea y eso, independiente del tipo de crianza, hace sentir seguros a los niños y niñas.
Mayoría de A VECES: Bienvenido, eres del normal de los padres, que decimos o hacemos muchas cosas que cuando lo pensamos nos damos cuenta de nuestras inconsistencias (no podemos pedirle a los niños que crean amenazas que jamás cumpliremos)
Mayoría de SIEMPRE: Justo a tiempo, este es el momento para comenzar a analizar cómo y qué hacemos, cual es la forma para educar a nuestros niños en consistencia, armonía y positivamente.
Lo mejor de este ejercicio es que , de ahora en adelante, cada vez que amanecemos o cedamos ante el llanto, estaremos claros que eso no es lo mejor para nuestros niños. Como adultos, es mejor estar en silencio y pensar bien lo que diremos/haremos antes de amenazar y arrepentirnos o, peor aún, perder credibilidad.
El primer paso (la reflexión) ya está, ahora con energía y cariño a seguir mejorando.
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