Un eje importante en la vida, visto tanto desde lo humano como desde la ciencia, son las emociones, pues éstas influyen en nosotros desde el punto de vista que sea. Son varias y distintas, muy distintas. Piensa que una misma persona nace con emociones básicas como por ejemplo, la alegría, el miedo, la tristeza, la ira, entre otras. Luego, estas emociones crean sentimientos y estados internos. ¿Suena como un verdadero caos no? ¡Todo esto en una sola cabeza! La verdad es que no es tan complejo como suena, y no lo es porque si desde niños somos capaces de aprender un sinfín de cosas, también somos capaces de aprender a identificar y a gestionar nuestras emociones. De eso se trata entonces, de aprender a identificar y gestionar nuestras emociones, y lo más importante, de hacerlo a tiempo para que no nos hagan daño. Ahora bien, como esto se aprende, es necesario educarlo, y sobre todo en la primera infancia. Esto es educación emocional y genera una base sólida para un mejor desarrollo, y así mismo, para la vida.
Educar las emociones abarca muchas cosas, te invito entonces a partir por algo muy sencillo: crea ambientes donde pese más la alegría y la paz. Esto no quiere decir que desaparezcan las demás emociones, pero si hay más alegría y calma, mayor será la necesidad de un niño de volver a sentirla cuando identifique en él una emoción que le incomode. A partir de esto, guiémoslos y llenémoslos de herramientas para que ellos mismos encuentren soluciones para volver a sentirse cómodos.
Educar emocionalmente a los niños de hoy, finalmente es, formar un futuro con bases sólidas para enfrentar la vida de manera más consciente, positiva, feliz y en paz. Después de todo, ¿nos llaman seres humanos no? No perdamos aquella “humanidad”.
Antonia Epple Smith
Profesora General Básica
Instagram: @laclassepaix
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